¿QUIÉN MATÓ A SHERLOCK HOLMES? UN MUSICAL ELEMENTAL, INTELIGENTE Y DETECTIVESCO

Personajes de ficción ensombrecidos por sus creadores o virtuosos escritores encasillados en una obra concreta. Verdades presentes en la historia de la literatura, aunque el juez supremo de estos hechos suela ser el público. Un público que asistirá al último y más complejo caso del detective inglés más icónico de todos los tiempos, Sherlock Holmes, quien deberá investigar su propia muerte. ¿Se trata de un juego o de una conspiración? Bajo esta premisa se desarrolla el musical ubicado en el Teatro EDP Gran Vía.

Hablar de una construcción musical en tiempos de pandemia es digno de elogio y meritorio reconocer el trabajo de todo el equipo, por cumplir de forma estricta todas las medidas de higiene y seguridad sin merma alguna en el divertimiento. Tiene especial importancia por ser una obra gestada durante el confinamiento y puesta en marcha a finales del año pasado, con gran éxito, y, después de su paso por Barcelona, vuelve a desembarcar en la capital.  

La base de toda representación teatral, con independencia del género está en el relato. El sustrato primigenio desde donde todo brota y cobra sentido. En esta ocasión, Iván Macías y Félix Amador, al frente del libreto, nos conducen hasta una mansión en el Londres victoriano donde unos desconocidos son citados bajo un mismo y enigmático mensaje: “Le han descubierto. Venga esta noche a mi mansión de Tennison Road si quiere salvarse”. A esta llamada acudirán el Dr. Watson (Enrique del Portal), Irene Norton (Jana Gómez/Talía del Val), James Moriarty (Julio Morales/ Enrique Ferrer), Mrs. Roberts (Julia Möller/Teresa Ferrer) y el anfitrión Josean Moreano, el encargado de comunicar que Sherlock Holmes va a ser asesinado.

El primer elemento novedoso en el libreto es estar ante un musical basado en la obra original del escritor y creador del personaje protagonista –Conan Doyle–; por tanto, un texto creado desde cero sin ninguna base anterior. Una regla no escrita en el género musical es contar con una trama sencilla, ágil y fácil de seguir; características no presentes en su totalidad en esta obra. El interrogante que lleva por título atrapa, intriga y atrae pero tarda en hacer efecto. En el primer acto noté una falta de conflicto y una sucesión de números sin relación entre sí, más allá de presentar a los personajes. Tuve la sensación de presenciar demasiados elementos en escena, como añadir un ingrediente trágico más a la trama, sin ser necesario, complicándola de este modo. A medida que la obra avanza, estos problemas desaparecen y el texto de Macías y  Amador va cobrando sentido. Cabe destacar el sensacional giro final introduciendo un carácter metateatral y literario antes ocultos, cuando el método deductivo para averiguar al asesino parece fallar. Son de agradecer los momentos cómicos, bañados en el sutil y mordaz humor inglés, para amenizar la acción así como la inclusión de elementos paranormales para potenciar la trama de la obra. Los tempos de la representación no terminan de adecuarse a lo representado en escena y un ejemplo de ello es el final abrupto, pese a ser muy inteligente.

El productor y virtuoso pianista Iván Macías también está al frente de la partitura y su trabajo es solvente. Reconozco que me costó encontrar un leitmotiv musical a lo largo de la obra pero si aprecié un mismo ritmo acompasado y muy marcado de gran belleza. La evolución en este aspecto es similar a la de la trama y noté una falta de sincronía entre la música y el texto en el primer acto; algunos números se sucedían entre sí sin un hilo o coherencia evidentes. La variedad de estilos es limitada pero oportuna y son fáciles de reconocer la música de salón o el swing. Caben mencionar números como “Es tan inglés” como un buen ejemplo de la fusión entre lo cómico y musical. La belleza y lirismo en el dúo entre el  doctor Watson y la señora Robers. La batalla musical entre el Holmes y Moriarty y, como no podía ser de otro modo, el número coral y conjunto que da por título la representación. Eché en falta más números como este último, porque consiguen atraer al espectador, clarifican la trama y dotan al espectáculo de un carácter más personal. El nombre de Macías, y el de muchos otros integrantes del equipo creativo, nos llevan a la superproducción de “El Médico, el Musical”, pero estamos ante construcciones musicales diferentes; por tanto no tiene sentido la comparación.

El encargado de dar sentido a la acción en el escenario es el productor y director José Luis Sixto. Su trabajo se encuentra condicionado por el libreto y sale airoso de su tarea. La disposición de los elementos en escena, especialmente las sillas, no ayuda a los movimientos del elenco y desencadena en transiciones poco vistosas. También se traduce en un cierto desconcierto escénico, aunque con el paso de los minutos y las escenas se reconducen. Me fascinó la representación simultánea de acciones en varios laterales de los escenarios y el juego de alturas gracias a la construcción escenográfica, a cargo de  Marina Calvo, y a las plataformas móviles. Volviendo a la disposición del reparto, las coreografías fueron discretas y poco vistosas, si lo comparamos con otros musicales de estilo brodway y eché en falta más números conjuntos. No obstante, el trabajo de Federico Barrios es solvente, pues no debemos olvidar la situación pandémica, y todos los números estuvieron bien ejecutados. 

¿Quién mató a Sherlock Holmes? reúne sobre el escenario a actores consagrados y que han formado parte de montajes tan importantes como “Los Miserables”, “La Bella y la Bestia”, “West Side Story”, “El Fantasma de la Ópera” o “Grease”. El elenco realiza un trabajo sobresaliente y eleva la calidad de la representación, sobre todo en el prisma vocal. Todos se encuentran cómodos en sus respectivos registros. Los solos y dúos son sensacionales y las polifonías, aun escasas, magistrales.

El personaje central, aunque el último en aparecer, es el peculiar y archiconocido Sherlock Holmes, a quien da vida Daniel Diges. Resulta un reto mayúsculo ponerse en la piel del detective inglés porque su personaje representa un arquetipo con una forma muy característica de ser y comportarse. De forma global, este actor y cantante de larga trayectoria en este género, consigue caracterizarlo, aunque “el Diges” artista se apodera en no pocos momentos de su personaje y hace que perdamos la idiosincrasia de Holmes. En el terreno vocal, tal y como nos tiene acostumbrados, brilla por sus agudos y culmina con la canción “alma de papel”.  Casi sin despegarse, Jana Gómez, en esta ocasión, da vida a Irene Adler, una icónica mujer con asuntos pendientes con el detective. Esta actriz, curtida en el teatro musical, está soberbia en el terreno vocal. Deja atrás los juegos melismáticos que nos tenía acostumbrados para brillar en los agudos. En el terreno actoral aporta el toque más dramático a la representación e introduce una subtrama interesante.

El acompañante, asistente y siempre fiel, el doctor Watson, es otro clásico de las novelas de Conan Doyle, interpretado por Enrique del Portal. Su carrera es indisociable al teatro musical y con más de 35 años, vuelve a demostrar con su actuación por qué es un nombre propio en este género. En lo actoral, del Portal destaca por su actitud camaleónica en el escenario desde su talante serio y detectivesco a su faceta como adulador al género femenino; en especial a la Señora Roberts, a quien da vida Teresa Ferrer. Probablemente sea el personaje más enigmático y hasta bien entrada la obra no se descubre su función, aunque en ese momento hay un punto de inflexión en la representación. Esta evolución es conducida con maestría por esta actriz y cantante formada en canto, danza e interpretación. El dúo con su compañero es sensacional y su solo brillante..

Uno de los personajes desestabilizadores es el profesor Moriarty, quien desencadena parte de la acción. Este papel recae en el tenor Julio Morales. Contar con un profesional de reconocido prestigio nacional e internacional es sinónimo de éxito, y esta ocasión no es una excepción. Mi principal temor era su adaptación al tono y estilo de este musical pero su acomodo fue total. En su faceta musical me fascinó su dúo con Diges, y la emoción y sentimiento en su oda a la muerte. Su actitud sobre el escenario se asemeja mucho a la concepción mental de este personaje, un hombre inteligente, serio y de excelente educación cargado de maldad.

La obra carecería de sentido sin el maestro de ceremonias y elemento de unión, bajo el nombre de El anfitrión, a quien da vida un sensacional Josean Moreno. Como ocurre con otros artistas, es complicado no asociarlo a papeles anteriores, en esta ocasión en el de “barber” en “El Médico, el Musical” por su genial vis cómica en sus movimientos. No obstante, tampoco supone un problema porque esta actuación también es sobresaliente. Es el encargado del introito principal, muy complejo vocalmente, donde demuestra su dominio del parlato y brilla en todos los números conjuntos. Como en cualquier cluedo detectivesco no puede faltar el mayordomo de confianza, quien hace las veces de avezado pianista. Sin duda alguna, sus notas amenizan la velada y, ante la falta de orquesta por la situación actual, es un aliciente más para acudir a este musical.

Cualquier construcción musical debe cuidar la puesta en escena y otras técnicas como el diseño de luces, sonido, caracterización o escenografía. Manolo Rodríguez, al frente de la iluminación, realiza un gran trabajo con el juego de luces, el foco central y otros elementos lumínicos en escena. Por su parte, Miguel Ángel García, cuida todo lo relacionado con el sonido y dado su bagaje no hay ningún desajuste. Por último, como ya he comentado, la construcción escenografía no es deslumbrante, pero se ajusta mucho a la escena; en definitiva, es funcional y termina de introducirnos en el ambiente inglés de la época victoria y guarda secretos, descubiertos con el paso de las escenas. También está al frente del vestuario con trajes de la época antes mencionada. Su trabajo conjunto con Aarón Dómingez, al frente de la caracterización, termina de introducirnos en una novela más del maestro Arthur Conan Doyle.

Un musical elemental, inteligente y detectivesco con solos, dúos y polifonías sensacionales ejecutados por un elenco de consagrados artistas con grandes voces con el objetivo de descubrir: ¿Quién mató a Sherlock Holmes?

Alberto Sanz Blanco

Periodista

Lugar: Teatro EDP Gran Vía (C/ Gran Vía, 66, 28013 Madrid)

Dirección: José Luis Sixto

Reparto: Dani Diges, Talía del Val, Enrique Ferrer, Josean Moreno, Enrique del Portal,Julia Möller

Libreto: Iván Macías, Felix Amador

Dirección artística y Música: Iván Macías

Dirección técnica: Manolo Ramírez, Pablo Santos

Escenografía: Marina Calvo

Iluminación: Manolo Ramírez

Sonido: Miguel Ángel García

Caracterización: Aarón Domínguez

Vestuario: Marina Calvo

Coreografía y movimientos: Federico Barrios

Producción ejecutiva: Iván Macías, Dario Regattieri

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